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domingo, 3 de abril de 2011

Fariseos. (En Hoy por Hoy León, 1 de abril de 2011)

Ahora que se nos acerca el tiempo de “matar judíos” a golpe de limonada, antes de que nos lleguen los días grandes, propongo un entrenamiento previo a base de perseguir y desenmascarar presuntos fariseos. Esta suerte de especialización del ser judío, aquella secta que predicaba el rigor y la austeridad, pero que vivía contra los preceptos de la ley, ha dado nombre a una clase de hombres a los que podríamos llamar sencillamente hipócritas, algo que así dicho suena demasiado descalificador y que en realidad enturbia un poco la claridad del concepto. El concepto es el concepto, decía el gallego aquel de la película, dejando claro que en la vida se puede ser lo que se sea, pero no se debe ir contra la evidencia de las cosas.

Es curioso que el término “fariseo” sea un sustantivo exclusivamente masculino, aunque la cualidad de farisaico es extensible también al género femenino. El adjetivo nos permite expresiones como “adoptar una actitud farisaica” o “comportarse de forma farisaica”. Parece más fino este rodeo, así es que, en lugar de entrenarnos en el arte de “matar judíos” en los bares a la caza del fariseo, nos podemos conformar con señalar conductas que podrían calificarse como farisaicas. Por ejemplo, se habla estos días del cierre definitivo de un local de ocio en el que los menores consumían alcohol y compraban tabaco, pero no se habla en absoluto de por qué durante muchos meses se fueron acumulando denuncias y denuncias sin que nadie hiciera nada hasta que ha ocurrido algo que ha puesto en marcha la maquinaria de la ley, aunque tampoco se nos dice cuál ha sido ese resorte.

Es farisaica la campaña de publicidad e inauguraciones que hemos contemplado hasta este martes, justo el momento en el que se han convocado las elecciones municipales y autonómicas y se ha prohibido, en virtud de un acuerdo entre los partidos, la realización de publicidad o propaganda electoral hasta que llegue el día en el que comience oficialmente la campaña. Tampoco podrá haber inauguraciones ni campañas institucionales en las que los organismos alaben sus logros. Ya ven que están ocupadas por otros anuncios las vallas que hace días mostraban a los candidatos. Por no haber no habrá propaganda ni en bolis, ni chapas, ni mecheros.

A propósito de los mecheros, ambientazo fariseo en las terrazas de estufa y cenicero. En algunos bares se ve que les viene justo para pagar el gas de los ingenios pro conservación del cliente fumador, con lo que han decidido apretar las clavijas en algunos precios, especialmente en esas raciones fuera de carta que, con una sonrisa abiertamente farisaica, te ofrece con melodiosa voz una simpática camarera. Una costumbre que no es propia de León y que deberíamos denunciar todos, si no queremos cargarnos uno de nuestros principales activos.

Farisaica es la conducta de algunos prohombres que se han hecho famosos en la prensa por su pretensión de salvar mediante la compra al club más histórico del deporte leonés, una compra que en algunos casos fue un simple “bluf” y que en el último caso parece que nunca llega.

Pero, claro, uno nunca está libre de culpa, porque este mismo artículo es en algún sentido fariseo, y esa es la trampa con la que los fariseos juegan, que nunca estamos ninguno en condiciones de tirar la primera piedra, o eso, o no nos atrevemos, o lanzamos chinitas de escaso peso que no sirven para dilapidar a nadie.

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