Pero somos unos pardales. Nos lo creemos todo. Hay una guerra muy sucia en la red que dispara por todos lados alrededor del movimiento del 15M, la “spanish – revolution”. Una guerra en la que se dispara contra el origen mismo del movimiento, como si el hecho de que si hubiese surgido de un modo o de otro pudiese convertirse en motivo de deslegitimación. Se dice que si fueron agentes del CESID, que si abogados del PSOE, que si blogueros anti Ley Sinde. Las elecciones las han ganado ellos, ellos y el PP, pero más ellos, porque de entrada no quieren jugar al juego de los pardales, aunque quizá resulte que todos terminemos siéndolo. Puestos a desconfiar, podemos desconfiar de todos y de todo. Puestos a creer, tendremos que creer en ellos, en su entusiasmo. Ellos son quienes han ganado las elecciones en la calle, aunque, en las urnas, el Partido Popular se ha quedado él solo con todo el poder autonómico y local. Me costaba mucho al día siguiente volver a ver en los carteles las sonrisas de los candidatos derrotados. ¿Cómo se encaja ahora esta soledad? Se dijo desde las filas del mismísimo PP que ganarían en León, aunque presentasen el palo de una escoba. Se dijo. Quizá haya tentaciones de agarrar ese palo, ahora incuestionablemente victorioso, y medirle las costillas con él a quienes dudaron, pero sería revanchista. Es el momento de saborear la victoria, no la hora de echar sal en las heridas internas.
Hablando de saborear, no sé si siguen cenando pan con chorizo en Botines, lo que sé es que se ha convocado una acción contra la banca para el día 30, una acción simbólica, pero que puede generar un temblor de inestabilidad en el sistema. La propuesta consiste en retirar 150 € ese día de la cuenta corriente. Si lo hiciesen diez millones de personas, saldrían del sistema mil quinientos millones a la vez. Tal vez cambiase algo, aunque me da que soy el más pardal de entre los pardales.