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miércoles, 18 de mayo de 2011

De mayor quiero ser menor. (En Hoy por Hoy León, 13 de mayo de 2011)

Al principio los miraba, pero ahora ya ni los veo. Los primeros días, cuando aparecieron de repente de un día para otro y llenaron las calles con sus sonrisas, me fijaba en unos y otros. Sus caras de buena persona, arañadas por el Photoshop para suavizar cualquier línea dura, nos ofrecieron una mañana de viernes un paisaje de sonrisas, un mar de buenas intenciones dibujado en las paredes, en las vallas, en las farolas, hasta en los cubos de basura. Siempre me ha parecido horrible la posibilidad de encontrar mi cara una mañana estampada en el contenedor de la basura y me cuesta asumir que a ellos les guste estar por todas partes, asomándose a nuestra vida con esa cara de santo que ponen para la foto.

En campaña, esto de la foto es una carrera de fondo. No sé a quién le oí decir que algunos indios norteamericanos no se dejaban fotografiar porque tenían la superstición de que cada foto que se les hacía era una porción de vida que se les quitaba. Me vienen a la cabeza algunos nombres de personas que se quedarían en el sitio en cualquier “click”, si hubiese algo de cierto en esa idea. Afortunadamente no es así. De todos modos es curioso cómo algunos evitamos la cámara hasta en bodas, bautizos y demás celebraciones, mientras que otros meten la cabeza en el plano en cuanto que ven la menor oportunidad y no sólo por una cuestión profesional, sino que hay gente a la que le encanta posar para las fotos y otros que, por el contrario, tratamos siempre de escapar. Precisamente de posar se trataba en una de las actividades de la campaña que el Secretariado Gitano estuvo promocionando el pasado miércoles en Armunia. La campaña se llama “De Mayor quiero Ser” y está vinculada a un ambicioso programa de apoyo y orientación educativa para jóvenes gitanos y sus familias que bajo el título “Promociona” está funcionando ya desde hace algún tiempo en León. Había juegos, un mago, talleres de chapas y de pintura y un decorado en el que los muchachos podían elegir entre algunas profesiones para sacarse una foto y poner así su cara a un futuro mecánico, una futuro médico, un posible aviador. La idea es hacer llegar a las casas gitanas que, sin estudios, no hay futuro; que sea cual sea tu sueño, alcanzarlo pasa por el esfuerzo y la educación. En la presentación estaba Pedro Puente, el leonés que preside la Fundación Secretariado Gitano y también llegaron muchas autoridades leonesas, entre otras el candidato popular a la alcaldía y el subdelegado del gobierno, por citar a algunos.

Uno de los padres llevaba una pegatina en el pecho en la que anunciaba que, de mayor, él lo que quería ser es menor y me quedé con la frase en la retina, pensando que es cierto que la ingenua felicidad de la infancia nos parece en ocasiones el refugio más seguro ante la cruda realidad del día a día. A pocos metros de él había un niño guapísimo, de pelo encrespado dominado a fuerza de gomina, que lucía con orgullo un deseo en el pecho, el de ser astronauta de mayor. Y ya un poco tenía en los ojos el cielo. Apuesto a que ése será uno de los que termine Secundaria, uno de los que tendrá la ocasión de cimentar sus sueños. Ojalá que haya muchos como él que contribuyan a destruir el cliché que sobre el pueblo gitano entre todos hemos ido forjando, aunque imagino que todo este esfuerzo es baldío si no llega un cambio decisivo en el interior de las casas, en la privada intimidad de las cocinas. En cualquier caso, ya digo, ese día estábamos por allí muchos payos. Lo que no sé muy bien es quienes salieron en las fotos.

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