Me pasa
porque, en cuanto llego a la cocina por las mañanas, antes de prepararme el
café con leche, lo primero que hago es encender la radio. Normalmente me pilla
con Francino en su pildorita reflexiva de las siete y poco y con los primeros
titulares del día, de manera que, cuando llegan Chechu y Valentín a las siete y
veinte, ya me ha dado tiempo de tomarme un café y estoy espabilando. Por eso
las primeras noticias nacionales e internacionales se revuelven en mi cabeza
medio dormida y, cuando llega el tramo local, ya tengo puestas todas las
antenas de la consciencia. Pero digo que eso es lo que me pasa normalmente. En
cambio ayer, me levanté unos minutos más tarde y, cuando encendí la radio, ya
estaba Chechu con las noticias. Es más, lo primero que recuerdo nítidamente es
el “me regalaste unas MO”, que últimamente había sido sustituido por
un “de eso nada, calvito mío”, esa campaña de publicidad sobre la que en alguna
ocasión hemos discutido, al hilo de si lo importante es que guste el anuncio o
que la gente se acuerde del anuncio, aunque no guste, siempre que no produzca un
sentimiento hostil en el que escucha, claro.
El caso
es que debí tragarme las noticias a la vez que el desayuno y se me quedaron
bailando por el cerebro unas declaraciones de Nicanor Sen anunciando su
posicionamiento del lado oficialista en la batalla por el PSOE leonés. Cierto
que, como es natural, he tenido la ocasión de escuchar el mismo corte con toda
tranquilidad en radioleon.com y se me han aclarado mucho las ideas, pero en
aquel momento, en la brumosa rutina diaria de la puesta en marcha, con el
sistema perceptivo todavía a medio gas, me quedé solamente con una idea: no
estarán los que generan rechazo. ¡No me digan que la afirmación no está medida!
Es un poco más en la línea de esa tercera vía que él lideraba, esa corriente de opinión, o como se diga, que manejó el sutil eslogan “El partido que queremos” y que parecía que iba a disputar un espacio a las dos líneas oficialmente enfrentadas en la renovación. Me recuerda mucho a un amigo que, aunque la cosa suena a chiste de Gila o de Gomaespuma, decía que se quería presentar a las elecciones de su pueblo con el eslogan: “Señora, usted querría que su hijo fuese como yo”. Un visionario, seguro. Es, en cierto modo, lo que dice Sen. Nosotros no generamos rechazo, somos el partido que queremos. Nadie que genere rechazo en la militancia o en la sociedad estará en la nueva ejecutiva del PSOE leonés.
¿Habrá algún político en España en la situación en la que estamos viviendo que no genere una pizca de rechazo? ¿Realmente los políticos se creen lo que dicen? Creo que confunden militancia con sociedad, que piensan que la opinión que se publica en los medios es la opinión de la sociedad, que creen que lo que se decide en las urnas con los votos es lo que realmente quiere la sociedad. Lo malo es que hay gran parte de la sociedad que no vota, no opina y no milita. A veces da la impresión de que la gente va por un lado y la sociedad se cosifica y va por otro, por los pasillos de los congresos, por las mesas de las ruedas de prensa, por las alfombras de los despachos.
Es un poco más en la línea de esa tercera vía que él lideraba, esa corriente de opinión, o como se diga, que manejó el sutil eslogan “El partido que queremos” y que parecía que iba a disputar un espacio a las dos líneas oficialmente enfrentadas en la renovación. Me recuerda mucho a un amigo que, aunque la cosa suena a chiste de Gila o de Gomaespuma, decía que se quería presentar a las elecciones de su pueblo con el eslogan: “Señora, usted querría que su hijo fuese como yo”. Un visionario, seguro. Es, en cierto modo, lo que dice Sen. Nosotros no generamos rechazo, somos el partido que queremos. Nadie que genere rechazo en la militancia o en la sociedad estará en la nueva ejecutiva del PSOE leonés.
¿Habrá algún político en España en la situación en la que estamos viviendo que no genere una pizca de rechazo? ¿Realmente los políticos se creen lo que dicen? Creo que confunden militancia con sociedad, que piensan que la opinión que se publica en los medios es la opinión de la sociedad, que creen que lo que se decide en las urnas con los votos es lo que realmente quiere la sociedad. Lo malo es que hay gran parte de la sociedad que no vota, no opina y no milita. A veces da la impresión de que la gente va por un lado y la sociedad se cosifica y va por otro, por los pasillos de los congresos, por las mesas de las ruedas de prensa, por las alfombras de los despachos.
La gente está muy cansada de escuchar
palabras huecas y eso que dijiste que las MO eran para mí.