De sueños están hechas algunas crepes.
Tengo que decir “crepes”, porque el diccionario así lo recoge, pero me gusta
más el término “filloas”, y eso que, aunque haya quien los da por sinónimos, en
Galicia se sabe bien que no son la misma cosa. Digo que algunas de estas tortas
están hechas de sueños porque las manos que las amasaron escogieron un deseo
dándoles la vuelta. Pedir un deseo al dar la vuelta a la crep es creer que un
gesto puede hacer que tu vida sea distinta y, puede que parezca cosa de fantasía,
pero estamos muchos que pensamos que es así.
He dicho estamos y debería haber dicho “somos”.
Hoy es día ocho de junio, así es que hoy es el día para darle la vuelta a las
cosas, el día elegido por el movimiento “Somos!” para demostrar que es posible
cambiar, que está en nuestra mano hacerlo, en la mano de esa mayoría de
personas que pensamos que es preciso cambiar el mundo. Así es que no hace falta
meterse en la cocina para dar vuelta a las filloas y pensar en un deseo cada
vez. Podemos unirnos a este movimiento y con un gesto, el gesto simple de
vestirnos hoy una prenda al revés, demostrar que estamos haciendo realidad ese
cambio.
El movimiento “Somos!” está impulsado por
25 ONGs y apoyado por empresas, medios de comunicación y personas célebres de
nuestro país, que quieren hacer de este día ocho de junio un día para agradecer
todo el apoyo y la implicación que reciben las ONGs por parte de sus socios y
colaboradores. Hay más de tres millones de personas que colaboran con este tipo
de organizaciones, tres millones de personas que participan activamente de la
solidaridad, porque, como se desprende del estudio realizado por Elsa Punset,
una de las principales artífices de la campaña, “los humanos ayudamos porque somos capaces de sentir y de ponernos
en la piel de los demás. Y ayudar genera una gran felicidad, personal y
colectiva”. Es lo que han llamado “teoría de la solidaridad”. Yo no sé bien si
esa teoría de la solidaridad es correcta o no. Lo que sí que veo es que en este
mundo tan exageradamente individualista en el que nos movemos, cuando nos
encontramos con los otros reconocemos nuestro originario ser social. Quiero
decir que el hombre es una animal político porque está hecho para vivir con los
otros, vivir en la polis, o mejor dicho, el hombre es así porque ha
evolucionado socialmente, porque su herencia cultural tiene tanta importancia o
más que la herencia biológica, porque somos hombres en la medida que
convivimos, en el sentido más exacto de la palabra: vivir con los otros.
Entender eso es asumir la necesidad irrenunciable de la solidaridad. Y el
gesto, que quizá pueda parecer ridículo, es importante. Si hoy ven a alguien
paseando por la Calle Ancha con los vaqueros puestos del revés, no crean que se
ha vuelto loco. Está mostrando su deseo de hacer de este mundo nuestro un mundo
más humano.
Y de la importancia de los gestos, en
estos días de lucha por el futuro de la minería, vale recordar el gesto del
Senador García llevando un casco al Presidente o el del Senador Morano con su
sorprendente toma de posición, pero sobre todo, el compromiso total de quienes
se han encerrado en el pozo, en la Diputación, de quienes sacan la protesta a
la calle y a las carreteras, quienes sufren en la tranquila plaza del pueblo la
amenaza gris de la fuerza. Mucho más que un gesto.
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