Que estuviera otra vez una
garza enamorada cortejando un árbol seco, confundida por las sombras con el
débil sol que todavía brillaba a primera hora del jueves, debería ser noticia
de portada, como lo fue este miércoles la foto de Ana Obregón con los chicos de
Amidown en la presentación de su calendario solidario. “Tómate tiempo para
conocerme” es la frase del mes de marzo, ese en el que sale la foto de la
famosa con una niña en brazos. Doce meses, doce frases, doce caras conocidas.
Tómate tiempo, antes de dejar volar los prejuicios.
Hay una garza que a veces se
confunde y posa enamorada junto al Puente de los Leones, creyendo que un tronco
deshojado es el amor de su vida. Es la belleza de lo auténtico junto a la
vanidad de la pose.
No hay nada más auténtico
que regalar. La belleza del regalo está en su gratuidad, en su absoluta falta
de pretensiones. Regalar tiempo, regalar sonrisas, regalar poses. Curioso
bucle, que sea la pose de los famosos ante el objetivo de Andrés de la Torre,
el auténtico regalo en este proyecto solidario. Curioso, sí, descubrir bajo la
apariencia más frívola y superficial, una llamada de atención hacia el respeto.
Tómate tiempo para conocerme. No seas tan bruto de rechazarme solo porque tengo
una cara muy famosa o porque al capricho de la genética se le ha ocurrido
regalarme un cromosoma de más.
Y ya que el tema es lo
auténtico y lo fingido, hablemos de la huelga general.
Sé que lo han señalado
en muchas partes y que a estas alturas de la semana ya van a estar hartos de
escucharlo. Quiero decir que, vistos los números, la consecuencia del día 14 es
saber por qué tuvo un seguimiento tan desigual la huelga y en cambio las
manifestaciones fueron multitudinarias. ¿Tiene esto algo que ver con el tema de
la pose y lo real? No sabría decirles.
Lo que sí veo es que sería equivocado
que los sindicatos se anotasen la jornada como un éxito rotundo, porque no lo fue,
ya que se convocaba huelga general y no una manifestación. Del mismo modo,
entiendo que sería una locura que el gobierno hiciese el Don Tancredo una vez
más mirando solo los datos de consumo eléctrico como si aquí no hubiera pasado
nada, porque los miles de personas que salieron a la calle atestiguan que algo
pasó y fue importante. Si quieren esperar a que el tema se les vaya de las
manos, como ocurrió en Cataluña, es su decisión, porque los ciudadanos hablaron
alto y claro y mostraron en la calle su hartura. Y eso no fue ninguna pose, que
la indignación es auténtica y el enfado, por mucho que digan los votos, muy
real.
Lo peor del asunto es que
los sindicatos se sientan autorizados a pontificar a la vista del volumen de la
protesta. Sería por el efecto del eco de los megáfonos, pero el discurso de los
oradores sindicalistas sonaba a homilía dominical. No hablo del fondo, sino de
la forma. El sonido que llegaba a los congregados en la Plaza de San Marcos
recordaba aquellos sermones de otro tiempo. Me consta que hubo quien no estuvo
dispuesto a escuchar, quien llegado el momento se dio media vuelta y se marchó.
Quizá esa sea una forma muy auténtica de protesta, acudir a la manifestación y
marcharse ante la arenga final.
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