Los americanos lo llaman Fracking, un término que ha hecho fortuna
y que se impone al castellano “fracturación hidráulica”, más engorroso, pero
más descriptivo. Supongo que ya habrán oído hablar del tema, porque tuvo mucho
bombo en los debates de la campaña americana a la presidencia y ha estado de
moda hace algunos días al presentarse en un juzgado de Úbeda una demanda para
que se investigue si esta actividad tiene algo que ver con los terremotos de
Jaén.
En realidad esto de la fracturación es una cosa bien sencilla, al
menos tal y como yo la entiendo. Consiste en inyectar agua a presión, arena y
un cóctel de productos químicos hasta unos cinco mil metros de profundidad para
romper las rocas del subsuelo y liberar un gas conocido como gas de pizarra o
gas de esquisto. Este gas ha sido toda una revolución en la política energética
norteamericana, que, gracias a él, se plantea ahora un horizonte de
autosuficiencia energética a corto plazo. De hecho, la industria estadounidense
del carbón ya está dirigida fundamentalmente a la exportación, porque le
resulta más rentable utilizar el gas como fuente de generación de electricidad,
de manera que vende carbón a los países de economía emergente y reduce sus
emisiones de CO2. Negocio redondo: sin necesidad de echar el cerrojo
a sus minas, produce energía de forma más barata y contamina menos.
Aquí en España también se ha visto esa jugada, no vayan a pensar,
que esto no es tan nuevo. Igual es por eso que ya no interesa tanto el carbón.
Igual es por eso por lo que hubo un despliegue desmedido de lo que se conoce
como Centrales de Ciclo Combinado. Pasa siempre: lo que nosotros vemos es solo
una parte pequeña de la realidad. Se ríen de mí mis hijos, porque dicen que en
todo veo conspiraciones. Quizá tengan razón. Quizá esta coincidencia entre la
desaparición del carbón –y no me refiero al que ha desaparecido por efecto de la
lluvia y el viento- y el auge de la extracción de gas pizarra por fracturación
hidráulica sea eso, una simple coincidencia. De los peligros de “la fracturación
esta” no voy a hablarles. ¡Para qué nos vamos a agobiar! Si los americanos han
visto ahí la clave de su autosuficiencia energética, ¿qué más dará que países
como Canadá, Francia o Alemania se hayan planteado moratorias en la extracción
de gas por fracturación al no conocer con exactittud las consecuencias a largo
plazo de estas prácticas tan agresivas con el subsuelo? Follow the leader!
La verdad es que hay días que me enredo en cosas que ni yo mismo
entiendo. ¡Fíjense que hoy solo quería hablar de esa nueva categoría de
pobreza, esa que se ha dado en llamar pobreza energética! Dice Cruz Roja que va
a poner en marcha un “Centro de Higiene” para que puedan asearse y hacer la
colada personas que no tienen en sus casas suministro eléctrico y yo aquí liándome
con los grandes follones de la producción de la energía, ¡cómo si las empresas
eléctricas, pobrecitas ellas, pudieran controlar la impresionante subida del
recibo de la luz! ¡Cómo si eso importase mucho en medio del maremágnum de
intereses que se mueven en los despachos de las grandes compañías! ¡Cómo si a
alguien le pudieran interesar las consecuencias de mantener el consumo
desbocado que está convirtiendo este planeta en un basurero encerrado en una
nube de contaminación!
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