“Si pudieras cambiar algo hoy, ¿qué
cambiarías? En tu vecindario, en tu ciudad o en tu país, ¿para qué cambio
te gustaría unir y movilizar a la gente?” Son dos preguntas sencillas, en
realidad una sola. Me llegaron desde una plataforma digital que se ha
especializado en el diseño y movilización de campañas reivindicativas en
internet. La publicidad sigue diciendo: “porque en los últimos
meses cientos de personas como tú se han hecho esa pregunta y lo han
conseguido. Crearon una petición y consiguieron salvar un servicio público,
acabar con una discriminación o evitar una injusticia.”
Hay más. El mensaje publicitario nos
explica el fenómeno: “La clave está en la suma de fuerzas. En el poder de miles
de personas llamando al alcalde de una ciudad, a los accionistas de una
compañía, a los responsables de un supermercado o a los directivos de una
marca. La unión de energías de consumidores, trabajadores o ciudadanos en
torno a una causa común hace que una petición se convierta en realidad. Y
funciona”. Lo dicen los responsables de esa plataforma, que curiosamente firman
el mensaje solo con sus nombres de pila.
Precisamente el martes, al tiempo que el
Presidente Herrera daba marcha atrás en el tema de los colegios, me llegaba al
correo una invitación para firmar "por el mantenimiento de 1º y 2º de la
ESO en la localidad de Riaño". Se trataba de una petición gestionada desde
esa plataforma a la que me estoy refiriendo y no llegué a firmar porque, entre
otras cosas, cuando la leí ya sabía lo que había ocurrido en Valladolid. Ya no
tenía ningún sentido apoyar una protesta contra algo que se había conseguido. ¿O
sí? ¿Termina un acto de protesta como el que se gestó contra la decisión de la
Junta con la simple marcha atrás escenificada por su Presidente? Me quedan
dudas. En realidad tengo dudas sobre todo el proceso, porque ¿estamos seguros
de lo que se ha dicho? ¿Estamos seguros de que la marcha atrás del Presidente,
pasando por encima de la posición mantenida por el Consejero y por la Directora
Provincial es una claudicación ante la presión social? Me gustaría tener claro
que es así, saber que la decisión del Presidente de la Junta ha sido
consecuencia de que muchas personas le han hecho ver, con su protesta, que se
trataba de una medida difícil de sostener, porque no se puede obligar a esos
niños a elegir entre irse a vivir a otra parte, quedarse internos en Astorga o
recorrer cada día en autobús distancias demasiado largas para cualquiera.
Entiendo la cuestión, veo las dos posiciones, incluso concedo al Presidente que
se trata de una medida posiblemente mal explicada y que los técnicos que la
adoptaron lo hicieron apoyándose en alguna excelente razón. Lo que no me
termino de creer es que se haya dado marcha atrás simplemente por la protesta.
Pienso, además, en el modo tan
espectacular en el que se ha escenificado la comunicación del aplazamiento de
la medida. Y conviene recordarlo: no se trata de una marcha atrás definitiva,
sino de un aplazamiento por cuatro años. Es decir, que se siguen manteniendo
las razones para la clausura, pero han aparecido otras razones que aconsejan al
Presidente aplazar la medida. Si esto es así, ¿por
qué han parado las protestas? ¿por qué ahora se dispara solo contra quienes no
se opusieron desde León?
Me parece que nunca lo sabremos.
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