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viernes, 5 de abril de 2013

Presión social. (En Hoy por Hoy León, 5 de abril de 2013)


“Si pudieras cambiar algo hoy, ¿qué cambiarías? En tu vecindario, en tu ciudad o en tu país, ¿para qué cambio te gustaría unir y movilizar a la gente?” Son dos preguntas sencillas, en realidad una sola. Me llegaron desde una plataforma digital que se ha especializado en el diseño y movilización de campañas reivindicativas en internet. La publicidad sigue diciendo: “porque en los últimos meses cientos de personas como tú se han hecho esa pregunta y lo han conseguido. Crearon una petición y consiguieron salvar un servicio público, acabar con una discriminación o evitar una injusticia.”
Hay más. El mensaje publicitario nos explica el fenómeno: “La clave está en la suma de fuerzas. En el poder de miles de personas llamando al alcalde de una ciudad, a los accionistas de una compañía, a los responsables de un supermercado o a los directivos de una marca. La unión de energías de consumidores, trabajadores o ciudadanos en torno a una causa común hace que una petición se convierta en realidad. Y funciona”. Lo dicen los responsables de esa plataforma, que curiosamente firman el mensaje solo con sus nombres de pila.
Precisamente el martes, al tiempo que el Presidente Herrera daba marcha atrás en el tema de los colegios, me llegaba al correo una invitación para firmar "por el mantenimiento de 1º y 2º de la ESO en la localidad de Riaño". Se trataba de una petición gestionada desde esa plataforma a la que me estoy refiriendo y no llegué a firmar porque, entre otras cosas, cuando la leí ya sabía lo que había ocurrido en Valladolid. Ya no tenía ningún sentido apoyar una protesta contra algo que se había conseguido. ¿O sí? ¿Termina un acto de protesta como el que se gestó contra la decisión de la Junta con la simple marcha atrás escenificada por su Presidente? Me quedan dudas. En realidad tengo dudas sobre todo el proceso, porque ¿estamos seguros de lo que se ha dicho? ¿Estamos seguros de que la marcha atrás del Presidente, pasando por encima de la posición mantenida por el Consejero y por la Directora Provincial es una claudicación ante la presión social? Me gustaría tener claro que es así, saber que la decisión del Presidente de la Junta ha sido consecuencia de que muchas personas le han hecho ver, con su protesta, que se trataba de una medida difícil de sostener, porque no se puede obligar a esos niños a elegir entre irse a vivir a otra parte, quedarse internos en Astorga o recorrer cada día en autobús distancias demasiado largas para cualquiera. Entiendo la cuestión, veo las dos posiciones, incluso concedo al Presidente que se trata de una medida posiblemente mal explicada y que los técnicos que la adoptaron lo hicieron apoyándose en alguna excelente razón. Lo que no me termino de creer es que se haya dado marcha atrás simplemente por la protesta.
Pienso, además, en el modo tan espectacular en el que se ha escenificado la comunicación del aplazamiento de la medida. Y conviene recordarlo: no se trata de una marcha atrás definitiva, sino de un aplazamiento por cuatro años. Es decir, que se siguen manteniendo las razones para la clausura, pero han aparecido otras razones que aconsejan al Presidente aplazar la medida. Si esto es así, ¿por qué han parado las protestas? ¿por qué ahora se dispara solo contra quienes no se opusieron desde León? 
Me parece que nunca lo sabremos. 

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