El viernes pasado pude conocer a un ejecutivo español que
trabaja en Seattle para una empresa americana. No vayan a pensar que es un
joven tiburón recién salido de Harvard. Es alguien con mucha experiencia y
mucha perspectiva - la suya, desde luego, porque todos tenemos una historia y
no nos queda más remedio que ver el mundo con la mirada con la que hemos
aprendido a verlo-. Nos contó cómo se ve el futuro de España desde el otro lado
del océano y quizá porque se estaba tomando un Rioja delicioso, nos explicó que
desde el otro lado del mundo no se ven las cosas tan mal. "Cada vez que me
preguntan", dijo, "contesto lo mismo: el país está arruinado, cierto,
pero como está arruinado Estados Unidos, con la diferencia de que tenemos
hechas las infraestructuras y vosotros no tenéis nada". Y entonces nos
habló de un puente que se hundió en una autopista entre Seattle y Vancouver, un
puente que ya venía avisando que se caía, pero que no hubo modo de arreglar.
Nunca pensé que pudiera ser España un país con mejores
infraestructuras que los Estados Unidos. Así es que todas estas noticias de
AVEs que se frenan, aeropuertos sin aviones y el reciente desmantelamiento de
las redes de RENFE, que de una manera tan directa afectan a nuestra provincia
con la supresión de trenes en la línea de Astorga, deben ser males menores. Apareció
el tema del seguro médico, lo funesto de la cultura española del gratis total.
Y, finalmente, una idea en la que estamos de acuerdo. Si hay algo que tiene
España es talento. Ese es el gran capital, la generación de los que hoy tienen
entre 25 y 35 años, que es una generación con una preparación muy sólida, algo
de lo que tenemos pruebas cada día en los periódicos. Una pena que estén la
mayoría en paro o trabajando en otros países, como pueden ser los propios USA o
la voraz Alemania.
Aún así, estoy de acuerdo con él en el diagnóstico.
Creo en este país. Creo en nosotros. Me parece que es verdad que tenemos las
condiciones para salir adelante. Lo que pasa, y eso también lo dijo, es que
ponemos demasiadas cosas en manos de nuestros políticos, unos políticos que
casi nunca están a la altura de los ciudadanos. Tendrá que ser el talento lo
que nos salve, como siempre. Y, a propósito de talento, este miércoles se cerró
el curso de ESTALMAT con la entrega de diplomas a los alumnos leoneses que han
dedicado la tarde de los miércoles a trabajar en la estimulación del talento
matemático, dirigidos por un grupo de profesores que hacen de las matemáticas
una actividad estimulante y no un castigo. Es curiosa la circunstancia de que los
organizadores se vean desbordados cada año por la avalancha de solicitudes. Se
ve que hay ansia de talento. Estos
chicos talentosos estarán en León este fin de semana, porque se celebra aquí la Olimpiada Matemática Regional. Habrá
overbooking de talentos, aunque es verdad, que todo ese talento no podrá
compensar la pérdida que tuvimos ayer. No sé si se acuerdan, les hablé de él
hace unas semanas. Es el tío Cayo, aquel lector infatigable de más de 90 años.
Este jueves se ha cansado. Vino a verlo uno de sus hijos y se dejó morir en sus
brazos. Hay gente que sabe hacer todas las cosas.
Lo que les decía, que hay a quien le sobra talento.
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