Es muy propio el programa de las fiestas de San Juan
de este año. No sé de quién será la idea, pero me parece genial que el primer
festejo taurino sea un espectáculo de recortadores y que la actividad en la
calle de mañana por la tarde sea un festival llamado León Z, que se anuncia
como una invasión zombi. Es lo que toca. Zombis y recortes.
Dice el Alcalde que estas serán unas fiestas con un
programa sencillo, imaginativo y austero. Desde luego. Imaginativo es como
siempre, que para eso se incluyen actividades tan especiales como la
celebración del tradicional mercadillo de los domingos. También salen el
mercadillo de frutas y verduras de los sábados y el de antigüedades del barrio
del Mercado, por si al amigo Muñiz, habitual de las mañanas del sábado en Don
Gutierre, le da por pensar que, al ser fiestas, la rutina se trastoca, para que
sepa que no es así, que las cosas de siempre siguen en marcha, que lo único que
hay es más actividad, eso sí, en un tono sencillo, imaginativo y austero. Lo dice
el Alcalde.
Se ve en el programa que la voluntad de recorte va en
serio. Se recorta en el presupuesto, supongo, y en las actividades. No entiendo
bien esa necesidad de rellenar programa y me siento un poco zombi, manejado en
la marea de ferias de la cerveza, escuelas de danza, visitas guiadas a
exposiciones del MUSAC, festivales de músicas varias y demás actividades,
incluidos esos recorridos poéticos contemplativos que tanto prometen, ¿verdad?
Supongo que, cada vez que llega San Juan es una necesidad estar de fiesta,
montar las carpas, acudir a las verbenas, verbenas sofisticadas como las que se
anuncian con ese “baila en tu plaza, sin orquesta y a tu rollo” o las que
promete el Bus Fiesta. Yo no termino de entenderlo bien, la verdad.
Será que
hace falta esta distensión anual, como quien necesita estirar las piernas
después de un largo viaje. Lo haremos, saldremos a la calle. Veremos los fuegos
y participaremos de esa fiesta que con tanta sencillez, imaginación y
austeridad se nos programa. Mención especial para el plan de este domingo, ese
dos en uno al más puro estilo “camp”, si se me permite la expresión. Hablo del
tándem fútbol y toros. Del albero al césped o del césped al albero. Tarde de
fútbol y toros, tarde gloriosa, con descuentos para el que tenga aguante y vaya
de un sitio al otro. Iremos como zombis del olé al banderín del córner. ¿Qué me
dicen? ¿Nos vamos a la fiesta?
Si no quieren tanto bullicio, les doy una idea.
Mañana, en Carrasconte, se celebra el segundo encuentro de música tradicional contra
el Parkinson. Hay una comida benéfica en favor de la Asociación Parkinson
Babia-Laciana, pero a esa ya llegamos tarde. Si queremos ir a comer, tenemos
que llevar nosotros la comida, porque no hay sitio. Igual nos vale la pena. Por
la mañana habrá bailes regionales con Aires de Babia y El Chano y, por la
tarde, actuaciones de Manolín Álvarez, Albi, Son del Cordel, Grupo X Triplicado
y El espontáneo y los Canónigos. Habrá risas, seguro y por encima de todo,
abrazos. Es el lema de este año, música y abrazos. Creo que es porque al amigo
Manel, que es quien se empeña en organizar todo esto, le gusta mucho eso del
abrazo. Siempre que puede te cuenta alguno, el que le dio Carmen, después de
una charla sobre violencia de género o el que le dio el Jefe de la Policía
Local de Villablino, cuando se conocieron al organizar el encuentro del año
pasado. Información a boca cerrada, dice él que son los abrazos.
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