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domingo, 13 de octubre de 2013

Manejar un videojuego. (En Hoy por Hoy León, 11 de octubre de 2013)

Así es que  ayer la mayoría del PP aprobó una nueva Ley de Educación. Debería ser el centro de todas las discusiones y debería ser conocida y debatida por todos, si es verdad eso que dicen de que lo más importante de todas las sociedades es la calidad humana de quienes las conforman. Me hace gracia que esta misma semana se hayan publicado datos PISA sobre el nivel de competencia en adultos en eso que es lo mínimo que cualquiera debería saber para andar por casa. Curioso que algunas voces se lanzaran a utilizar esos datos para certificar el fracaso de la LOGSE, la ley del gobierno socialista de González que puso de moda aquello de los contenidos del curriculum, los curricula, se entiende, palabras hermosas, por latinas, con las que nos hemos llenado la boca en los medios de comunicación, en los foros educativos y seguramente, al menos a la salida de alguna reunión de familias en los colegios, también en la calle. Parece que esa ley tiene la culpa de lo mal parados que hemos salido los españoles en el informe. A mí, francamente, me da la risa, porque sé que ni esa, ni otras leyes posteriores, es más, ni tan siquiera la famosa ley del 70, se han llevado adelante en todas sus implicaciones. Me hace gracia que digamos estas cosas, cuando todavía, en el universo de la información y la comunicación, la práctica docente sigue pasando en muchísimos casos por el libro de texto, el encerado y la tiza, como hace 4 ó 5 leyes generales.


Probablemente sea difícil consensuar una ley que pudiera ser respetada por todos, por lo menos hasta que sea desarrollada en un porcentaje suficiente como para poder someterse a evaluaciones serias. Será difícil, supongo, pero digo yo, ¿no sería posible intentar un consenso sobre lo básico? Hemos modificado el paradigma científico a medida que ha ido evolucionando la sociedad y en un mundo como el nuestro, en el que cualquier chavaluco tiene en sus dedos, a golpe de click, diez veces más información que la que le pueda dar un profesor en siete vidas, es importante darse cuenta de que la escuela no puede ser solamente un lugar para la transmisión del conocimiento. El objetivo no es resultar sabiendo, sino conseguir dominar los procesos, desarrollar las capacidades y aprender a ser mejor persona. Ganar en calidad humana de los miembros que conforman nuestra sociedad. 

La idea, desde esta perspectiva, es comprender que no se debe cultivar exclusivamente la inteligencia o la memoria, lo que no quiere decir que una y otra no sean importantes en el proceso de aprendizaje, pero es que hay más cosas y siempre se olvidan. Este es el marco jurídico que interesa, el que permita desarrollar estas ideas. Lo demás, que si se ponen reválidas o si se quitan ciudadanías, son pequeñas zarandajas. No así el modo en el que se regula la enseñanza de la Religión, el tratamiento que se da a las lenguas cooficiales o los acuerdos de favor hacia la escuela no pública que parecen estar en algunos renglones de esta Ley Wert. Digo yo que, si todos los chavales que conozco han sido capaces de jugar a un videojuego, va a ser que todos pueden aprender todas las cosas y lo único que necesitan para hacerlo es que se den las condiciones adecuadas para ello. Eso es lo que deberían asegurar las leyes: la posibilidad de que esto suceda. Lo demás es politiqueo, el mismo politiqueo que ha permitido esos préstamos que terminaron haciendo un agujero en el bolsillo de la Caja o las tropelías a la italiana de los dueños de Antibióticos, por citar dos ejemplos que venían ayer en el periódico. 

Habría que ver qué notas sacaba cualquiera de nosotros en algún examen de 2º de la ESO.

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