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viernes, 29 de noviembre de 2013

Black Friday . (En Hoy por Hoy León, 29 de noviembre d e 2013)

Renacer en un Día de Acción de Gracias podría ser una premonición. Tampoco es propio decir renacer, sino nacer, porque este nuevo periódico no es aquel que se acabó en verano. Elijo renacer porque me parece más espectacular el renacimiento, el resurgir de lo que se creyó perdido. Por eso, aunque no es lo mismo, quiero creer que es un nuevo impulso que renace de aquellas cenizas. Quiero ver en esta Nueva Crónica algún reflejo de la vieja.

Tenía que empezar por ahí, con la bienvenida a esta nueva voz que llena el hueco vacío desde el verano, aún a riesgo de volver a caer en el error de pasear por varios temas sin llegar a profundizar en ninguno. Entiéndeme, José, tenía que saludar a la Nueva Crónica. No podía pasarlo por alto, aunque el tema principal de hoy sea la concejala de Campazas y su alcalde, no por sí misma, ni por sus declaraciones, que también, sino por el modelo que representa, ese modelo que se puede ver en su página de Facebook, bajo la idea de que todo está a la mano del que lo quiera coger. Se olvida el personal de que lo que se publica en Facebook, en Instagram, en Twitter, o en cualquier otra red social, en el momento en que se publica deja de ser privado y ya no es solo para consumo propio. Todo lo que se pone en ese escaparate está a la vista de quien quiera mirar y a la vista está el modo de vida de la concejala, su amor por los caballos y su afición a la fiesta. Seguro que en su vida hay muchas cosas más, pero lo que se ve en el ojo de su Facebook es eso, claro que, ¿por qué otra cosa nos vamos a preocupar en la vida? ¿No creen? 

Dice que es un calvario por lo que está pasando, que los medios están sobredimensionando el asunto, que es víctima de una guerra entre partidos. Dice la concejala que la marihuana era para su consumo y el de su marido y el Alcalde la respalda, porque no es una traficante, porque de lo que estamos hablando es de dos plantas. Lo que quiero decir con todo esto es que hay un modelo del éxito que es políticamente inaceptable, pero que es el modelo que triunfa, ese modelo construido sobre la más superficial forma de abordar la vida en sociedad. Ya, ya sé que es muy atrevido juzgar a alguien por una noticia, unas fotos y un maletero con marihuana, por eso no juzgo a la persona, sino que digo que hay un modelo al que parece representar que es absolutamente inaceptable, como es inaceptable que, después de todo lo que ha pasado, el alcalde siga cobijándola bajo su ala con el único objetivo de mantener la vara de mando. Pero todo esto son obviedades. Entiéndanme, son cosas que cualquiera ve. Lo que me preocupa de este tema es lo difícil que es ahora hablarle a un muchacho que se está formando y explicarle que no es por ahí, que ese no es el modelo, que el modelo correcto es el del sacrificio, el esfuerzo y la asunción de responsabilidades, el compromiso con uno, la integridad de uno mismo y la solidaridad con los otros. Ardua tarea, si no imposible.

Pero no seamos hipócritas. ¿De qué nos extrañamos? Esta es la cultura que queremos implantar. ¿Ves Jose? Cosas que no van contigo. Y yo, otra vez mezclando los temas, porque hablando de culturas importadas y para terminar en círculo, quería recordarte que hoy es el Black Friday, el primer día después de Acción de Gracias, la fiesta del consumo, algo que algunas grandes tiendas quieren importar de América. Punto de partida para el festival consumidor navideño, pero otro tipo de consumo, uno que no es solo mi consumo y el de mi marido.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Estrellas, mariposas, mariquitas por el cuerpo. (En Hoy por Hoy León, 22 de noviembre de 2013)

Quizá lo que pasa es que es algo que todos tenemos escondido en algún rincón de nuestro cuerpo, que da sentido a cada gesto, algo que ilumina. Es como un botón que se enciende. Me lo imagino como un pulsador rojo de plástico que se aprieta y se queda enganchado en la posición “on” y que se vuelve a apretar y se suelta para colocarse en “off”. Ese pulsador, que cuando está enganchado es lo que da brillo a la mirada, está en la intimidad de cada uno y cada uno sabe hacerlo funcionar, solo que se nos olvida que existe. Y quienes lo mantienen pulsado saben colocar el foco y consiguen resultados óptimos en lo que hacen. Esa es la sensación que he tenido en su restaurante, que andan con el foco encendido, con el resorte en “on”, haciendo fácil todo lo que ocurre desde que traspasas la puerta de la calle. Por eso me gusta hablar hoy de su estrella, esa que les han vuelto a reconocer esta semana. No se trata de comer mejor o peor. Se trata de saber envolverse en el brillo de esa estrella, un brillo que está por todas partes y que procede de ellos, de su ilusión y su trabajo, de ese algo escondido que han sabido encontrar dentro de sí. No, no estoy hablando de políticos, ya se han dado cuenta, estoy hablando de arte, de Cocinandos y yo también me uno a esa voz unánime de enhorabuena. Es fácil subirse al carro del éxito. Lo hacemos demasiado a menudo, nos subimos rápido al tren del éxito de la misma manera que ahondamos sin consideración en el pozo del fracaso. Todos nos apuntamos a lo fácil, pero…

Por mucho que nos apuntamos a esas campañas que todos seguimos como un tropel de niños hechizados por una flauta mágica, está por ver que lo hagamos con brillo suficiente en la mirada. Hacer las cosas porque las hacen otros, decir que nos gusta lo que sabemos que nos tiene que gustar porque así lo dicen los que saben, abandonarse a la tiranía de la moda o de la corriente de opinión más numerosa, no dejan de ser comportamientos ciegos, pueriles, como el de estos muchachos nuestros a los que les ha dado por decir que es bonito llevar el pantalón a medio calzoncillo. 

No es el caso, pero por mucha estrella que tenga un restaurante, por mucho lujo que se exhiba a la puerta de un hotel, tenemos que juzgar por nosotros mismos, por nuestra propia sofisticación o sencillez. Cada cosa en su estilo, la comida de las Jornadas de la Matanza de Puebla de Lillo, pongamos por caso, también es digna de un reconocimiento estrella. Debemos valorar las dos cosas y ser libres, tener la capacidad por lo menos de poder decirlo.


Pero hay campañas y campañas. Este lunes se celebra el Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer y ya muchas y muchos han decidido recordarlo colocando una imagen "ad hoc" en su estado del móvil. Me parece bien. Ojalá ninguno utilice ese mismo móvil para ejercer esa misma violencia. 

Me gusta, en este sentido, una campaña de sensibilización que recuerda a las víctimas escribiendo su nombre en las alas de mariposas moradas a la vez que enseña otras muchas mariposas volando libres e intocables. Este es mi artículo de hoy, recordar la buena estrella y también la mala. Me viene a la cabeza la película de Ricardo Franco sobre este tema y me acuerdo de las mujeres que han muerto a manos de quienes las amaron, de esos que un día dijeron sentir que al mirarlas les recorrían mariquitas por el cuerpo, como si estuviesen encendidos, iluminados bajo el sol de la Toscana.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Leonesismo encastillado. (En Hoy por Hoy León, 15 de noviembre de 2013)

Ayer a media mañana había un cielo de esos que te obligan. Un cielo leonés morado en el azul por todos los rincones, sin una mancha de algodón de nube, con el brillo del azul claro del mar lejano en el horizonte. Es ese azul que solo vemos aquí. No hace falta que dé más explicaciones, porque todos los que vivimos bajo este cielo sabemos de qué color estoy hablando y entendemos a la primera qué luz especial es esa que describo. Una luz tan bella que se puede pintar con palabras. Y no hacía frío, esa es la pena, porque esa luz y ese cielo, con el sol encendido en los días fríos del invierno es una de las delicias leonesas más genuinas, más, si cabe, que la morcilla del Húmedo o el prieto picudo de las bodegas.

Y en ese momento tan leonés, me dio por preguntarle a un leonesista qué pensaba de la UPL y me dijo textualmente: “si no existiera, habría que crearla”. Lo bueno de su respuesta es que realmente no sé si es militante o no del partido, que me parece que es defensor de lo leonés por genética y no por ideología, aunque casi diría que su genética es una genética culta, una consecuencia exacta de su conocimiento de la historia, especialmente de la historia de esta tierra. Y va y dice que si no existiera la UPL habría que crearla, porque hay todavía muchas cosas en esta tierra que deben ser reivindicadas. ¡Curioso tema! Lo comentaba yo el martes dando un paseo por las calles medio desiertas en las cercanías de la Plaza del Grano, escuchando a un amigo mío que me explicaba la experiencia mística que había tenido al quitar el Whatsapp de su móvil. “Hay vida después del Whatsapp”, decía, “sobre todo para la batería”. Y se moría de risa, mientras caminábamos por aquellas calles silenciosas, abandonadas de sí mismas, que en manos de los ingleses o de los catalanes estarían llenas de turistas haciéndose fotos en la magia. Hay vida más allá del whatsapp y puede que más allá de la Plaza del Grano, y hasta más allá del cielo azul de las frías mañanas de invierno leonesas.


¿Y cómo ves el congreso del domingo?, le pregunté también ayer al leonesista. Me sorprendió con una frase que no sé si dijo aposta o le salió sola, pero dijo que los dirigentes leonesistas estaban encastillados. Creo que quería decir que se encierran en sus despachos de la Diputación o del Ayuntamiento y que no salen a estar con los ciudadanos, que no se sabe bien a qué León representan, que tendrían que acercarse más a la realidad de la gente, la realidad de los barrios, de la industria, del campo, de las minas, en fin, que se están enrocando en las alfombras. Y me gustó el juego de palabras, me hizo gracia esa idea de un leonesismo encastillado, reconvertido en castillo, un león enjaulado en los despachos, cercano a las mismas inercias de esa Castilla que gobierna desde Valladolid. Leonesismo acastillado. Un acierto. ¿Será ese el nuevo sendinismo? 

Y porque hay un León puro, salvaje, suelto por las calles, les hablo de una actividad que comienza en el IBO a partir del próximo 25 de noviembre. Es un curso de cuatro sesiones en el que se muestran imágenes tomadas por el profesor Mateos de sus Itinerarios por León. Tiene Mateos la idea de que pasamos por el mundo sin ver lo que tenemos delante de los ojos y por eso ha hecho fotos y ha estudiado muchos rincones de León para que nos demos cuenta de todo eso que vemos cada día sin saber que lo estamos viendo. Ese León dormido, acostado en las piedras de la historia, que se niega a verse encerrado en los castillos.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Candy Crush y el Hada de los Dientes. (En Hoy por Hoy León, 8 de noviembre de 2013)

Es un negocio de casi 150 millones de beneficio al año. Millones de personas en todo el mundo se entretienen horas y horas explotando caramelos en la pantalla de su móvil, del ordenador o de su tablet. Les hablo de Candy Crush, el juego de Face Book más popular en todo el mundo. Seguro que ha oído hablar de él, si no es que en este momento está usted peleándose con ese nivel que se le atasca. Parece que es muy adictivo y algunos jugadores confiesan que son incapaces de dejar de jugar y que, cuando cierran los ojos, llegan a ver caramelos de colores desfilando por su inconsciente. Es sentirse atrapado en un universo de golosinas. Incluso hay rumores de que, en determinados niveles, aparece un personaje que proporciona vidas extra llamado el hada de los dientes.

Mientras no llega esta ayuda extra parece que los ciberjugadores acuden a trucos de toda índole para poder seguir jugando sin tener que esperar la media hora que tarda en recuperarse el juego, cuando ya se ha fallado en cinco ocasiones al intentar superar un nivel. Son pequeñas trampas, sencillas manipulaciones, artimañas para conseguir satisfacer esa adicción a las golosinas virtuales que revientan. Creo que es una actitud que habla de la naturaleza humana: no nos importa contravenir ciertas normas que consideramos poco importantes con tal de conseguir lo que queremos, aunque sea algo tan inocente como jugar a un sencillo juego de ordenador. Y en realidad, lo hacemos a todas horas. Nos saltamos pequeñas normas para mantener intacta nuestra capacidad de jugar. A medida que vamos adquiriendo experiencia, más trucos conocemos, más alejados estamos de la pureza inicial, la inocencia de los primeros niveles. Le pasó hace poco a un amigo cincuentón en una conversación por wsp. Tenía que recoger unas entradas que le iba a dar una joven compañera de trabajo, por cierto, para el concierto de mañana de Hierba del Campo, un concierto más que recomendable. ¿Dónde te dejo las entradas?, le preguntó la veinteañera al cincuentón. En cualquier parte, le contestó, en mi mesa, en la entrada, donde quieras. O mejor déjamelas debajo del felpudo. Y cerró lo que a él le parecía claro que se trataba de una broma con un expresivo “ja, ja” de esos que se escriben en el móvil. Pero la chica, en su inocencia, lo interpretó literal y se fue como loca a buscar un felpudo en el que meter las entradas. La inocencia tiene estas cosas. La ingenuidad es un regalo que vamos perdiendo con el tiempo.


Por eso no me extraña esa noticia de ayer que habla de la escalada de simulaciones de robo de “smartphones”. Como resulta que ya no nos dan los móviles con la amenaza del cambio de compañía, la picaresca está en aprovechar el seguro de robo, claro que es un seguro que no cubre los hurtos o las pérdidas al descuido, con lo que hay que denunciar que la sustracción ha sucedido de algún modo violento. Y claro, aquí ya entra en juego la pasta de las compañías de seguro y la cosa se pone tensa, porque al Ministerio del Interior se le dispara también la estadística de delitos y no les digo ya el crecimiento del porcentaje de delitos que quedan sin resolver. Así es que, llámenme ingenuo o inocente, pero me parece que la noticia de ayer va más contra la estadística que contra el hecho denunciado. Interesa mucho que la gente no invente según qué cosas, no vaya a ser que los números se nos escapen de las manos.