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viernes, 28 de marzo de 2014
Modos de contar las cosas. (En Hoy por Hoy León, 28 de marzo de 2014)
Resulta difícil decidir si
existe una realidad objetiva, si las cosas son de una determinada manera y
todos tenemos que verlas de ese modo, o si, por el contrario, hay múltiples
realidades subjetivas y por eso un mismo fenómeno permite interpretaciones
diferentes. Pongamos por caso una manifestación. Estamos cansados de leer
cifras divergentes cuando escuchamos lo que dicen los organizadores o lo que
dicen las autoridades. Divergencias tan enormes que nos vemos tentados de
pensar que unos y otros hablen de cosas distintas. Pero resulta que no, que es
la misma manifestación y donde unos cuentan cien, los otros solo ven veinte.
Ahora que sabemos que eso es siempre así podemos hasta dudar de todos y pensar
que ninguna de las cifras se corresponda con la verdad o que las
manifestaciones realmente cambian según sean unos u otros los que cuenten.
También ocurre con las huelgas. Es el caso de la huelga de estudiantes. Según
se mire de un lado o se mire del otro el alumnado en huelga es cambiante.
Cualquiera diría que vale con pasar lista, pero no es así de fácil, porque la
realidad pudiera ser que los que no estuvieron en sus institutos no fueron porque
estaban enfermos, o porque habían tenido un imprevisto, o porque habían
preferido quedarse estudiando, por mucho que creyeran que estaban en huelga. De
eso se encarga la administración, de contar solo lo que le parece, frente a
quienes convocan, que quieren contar como huelguistas a todos los que están en
huelga. Si son dos realidades yuxtapuestas o si es una sola en la que cada cual
interpreta a conveniencia es una metafísica que sobrepasa mi razón. Hay muchos
modos de contar las cosas.
Y cuando digo contar no me
refiero solo al cómputo, sino que podríamos hablar también de estimación. Y
pongo otro ejemplo, lo que entra dentro del capítulo correspondiente al gasto
ocasionado por los disturbios en una manifestación, lo que es lícito imputar
como consecuencia y lo que formaría parte del coste mismo del acontecimiento.
¿Lo que cuesta arreglar lo que se rompe y lo que cuesta evitar que las cosas se
rompan debe ser contabilizado en el mismo capítulo de gasto? Pues no sabría yo
decir. Unos dicen que sí y otros dicen que el miedo es libre y si hay quien se
gasta una millonada en represión policial eso no puede considerarse una
consecuencia de la manifestación. ¿Aspectos divergentes de una sola realidad?
Menos mal que ahora que
sabemos que el Santo Grial es el Cáliz de Doña Urraca podemos afirmar que el
centro mismo del universo está en el Museo de San Isidoro, porque estarás
conmigo en que sobre eso no hay interpretación. Además, como ahora oímos tanto
que León es cuna del parlamentarismo, esa idea nos empapa como una lluvia fina
y terminará calando en la sociedad, algo que, como puedes imaginar, es fundamental
en el actual estado de cosas. Y sí, la importancia de los Decreta llegará a
5000 alumnos leoneses en forma de Unidad Didáctica sobre las Cortes de 1188. He
tenido la oportunidad de ver la que está pensada para estudiantes de 1º y 2º de
ESO y te digo que, según lo veo, es decir, desde la interpretación que yo hago
de la realidad, se podía haber hecho un material que fuese más interesante,
pero ya digo que la realidad es cambiante y probablemente en verdad ese
folleto, a los ojos de otros, sea un instrumento pedagógico de primer orden.
viernes, 21 de marzo de 2014
Diez segundos antes del Big Bang. (En Hoy por Hoy León, 21 de marzo de 2014)
Me pareció que lo decía Pepa
Bueno este martes cuando comentaba la noticia del descubrimiento por parte de
científicos norteamericanos de algo así como las huellas de las primeras ondas
del Big Bang. Dijo que el descubrimiento nos acerca a la posibilidad de conocer
cómo era el universo diez segundos después y diez segundos antes de la gran
explosión. Pensar en cómo era el universo hace 14 mil millones de años, diez
segundos después de la gran explosión es algo que tiene un interés indudable.
Lo que se escapa a mi entendimiento es qué es el universo diez segundos antes
del Big Bang, dado que ese Big Bang es el origen mismo del universo. Se supone
que es la gran explosión lo que delimita el origen del tiempo y no tiene ningún
sentido preguntarse por nada que ocurriese antes, porque no tiene sentido
pensar que algo pudiera ser al margen del universo. Pero nuestro horror al
vacío nos empuja a pensar que todo lo que sucede, sucede en el tiempo y que
todo momento tiene un antes y un después. De ahí, creo yo, el error
inconsciente de la periodista al hablar de esos diez segundos antes del Big
Bang.
No obstante, me gustó tanto
la expresión que la traigo aquí porque podría ser una metáfora de lo que somos,
en el sentido de que nuestra condición humana es como esos diez segundos
anteriores al tiempo mismo. Ser humano antes de la propia humanidad. Ya llevo
días queriéndote hablar de esto y no encontraba el momento. Me lo brinda ahora
el desliz de Pepa Bueno y la noticia de este fin de semana que ha recorrido
todas las redacciones de este país en relación con la agresión a un árbitro de
fútbol en un partido de niños de entre 7 y 8 años. Ya se ha dicho todo sobre la
noticia. ¿A qué tengo que venir yo a decir nada más? Pues es sencillo, llevo
tiempo queriéndote decir algunas cosas sobre la violencia, no desde una
perspectiva moral, sino de la violencia como acto gratuito, como modo de
expresión. Lo veo a mi alrededor con sorpresa cada vez de un modo más elocuente.
En el trabajo, en el ocio, en la intimidad de la casa, diría que hasta en los
sueños, veo con más frecuencia conductas violentas que se ejercen de manera
absolutamente caprichosa, sin ninguna pretendida justificación, como una
tormenta que se desatara sin ninguna causa en los diez segundos anteriores al
Big Bang. ¿O acaso me vas a decir que hay algo que justifique comportamientos
bárbaros como el de este descontrolado padre que agrede al árbitro en el
partido en el que participaba su hijo? Y no es solo ese tipo de agresiones. La
violencia lo traspasa todo. Nos llama la atención ver cómo los adultos insultan
desde la banda a muchachos que disfrutan del fútbol, ya sea arbitrando o
jugando, sin que nadie diga ni haga nada. Yo vivo al lado de un campo de fútbol
en el que todos los fines de semana hay partidos de fútbol base y estoy cansado
de oír barbaridades que se gritan sin vergüenza, como si esos partidos se
jugasen en los diez segundos anteriores al Big Bang, como si el momento en el
que se profieren esos gritos estuviera al margen del universo y no hubiera
ningún niño que pudiera escuchar todas esas procacidades. Lo dijo un poeta
hipnótico que se llama Joaquín Pérez Azaústre en la presentación de su último
libro en la librería Alejandría: en este momento hay que tomar partido y decir
lo que uno piensa. Y yo lo subrayo, este es un momento para tomar partido, no
hagamos como si fuese uno de esos diez segundos de antes del Big Bang, porque
nuestro silencio es cómplice.
viernes, 14 de marzo de 2014
El brillo espectral de la basura. (En Hoy por Hoy León, 14 de marzo de 2014)
No es el fuego de San Telmo, tampoco son fuegos fatuos. Eso
de lo que tangencialmente nos hablan las noticias es otro fenómeno natural
menos extendido, aunque con características tal vez semejantes. Yo no lo he
visto. Hablo de oídas, que quede claro, pero, por lo que se sabe, agricultores
bañezanos relatan que en sus campos de remolacha, abonados con el compost de
San Román, surgen brillos en la noche. Que se sepa nadie ha llamado todavía a
Milenio Tres para hacer un reportaje, porque la causa del espectral brillo
parece estar relacionada con la calidad de la basura con la que se han abonado
esos campos. Claro, a caballo regalado… Y como resulta que el abono de San
Román se repartía gratis a los agricultores, pues ¿para qué vamos a enredar
más? Si es gratis, no puede haber queja. Al menos esa es la tesis que sobre el
asunto se sostiene en la Diputación.
Me imagino que el brillo será escaso y ocasional y que no se
trasladará en el futuro a la remolacha. Supongo que si finalmente el abono
tuviera una calidad por debajo de los mínimos exigibles, eso no afectaría a los
alimentos que se produzcan en aquellos campos. Me imagino que exigir basura de
calidad es una contradicción, porque la basura debe ser basura, pero, si el análisis
que exige ahora la UPL revelase un efecto contaminante para los campos y los
cultivos que en ellos se llegaran a producir, ¿en qué lugar quedarían quienes
dieron pasos para denunciar una mala gestión de los residuos y después bailaron
la yenka de su propio interés? ¿en qué posición quedaría quien acusa a los
agricultores de no valorar de manera suficiente este servicio “altruista”?
Seguramente quedarían de perfil, jugando al juego de la estatua, pero ¿y qué?
El fondo, si es que este asunto tiene algún otro fondo que no sea la mala
gestión, quedaría sin mostrar, porque siempre el fondo permanece oculto y a
nosotros la remolacha nos estaría tan rica como siempre, triturada en otras
azucareras, eso sí, que esa de La Bañeza ya no produce desde hace mucho el
desagradable olor de la melaza. Y como la naturaleza todo lo transforma, no nos
pasaría nada. Es la ley de los tres segundos, según la cual hay un punto en el
que cualquier alimento contaminado puede ser consumido por el hombre sin que le
cause ningún daño. Depende del grado de putrefacción y la tolerancia del
individuo que se lo come.
Que vivimos rodeados de basura no es novedad. Que las
cantidades de residuo que somos capaces de producir están muy por encima de lo
que el planeta es capaz de digerir, lo sabemos también. Que la gestión de todos
esos millones de kilos de basuras constituye un negocio de dimensiones
colosales, no hace falta tener muchos datos para imaginarlo. Que a nadie le
importa nada lo que vaya a pasar con este planeta en unas cuantas generaciones,
esa es la triste realidad que deberíamos combatir. Nos hablan de un ingreso de
850 mil euros para el Ayuntamiento de León por el reciclaje de basuras. Nos
dicen que esas basuras recicladas fueron en 2012 un 18 % del total. ¿Te das
cuenta de las dimensiones del negocio? Pero no, no seas bobo, no reclames para
ti los 423 kg de basura que produjiste el año pasado. Eso sería un error,
porque el negocio gordo está en el conjunto, en las 56 mil toneladas de basura
que se generaron el año pasado por ejemplo en la ciudad de León, una salvajada.
Ese es el punto que hace que lo que a ti te estorba se convierta en un bien
preciado. Que luego las remolachas brillan en la noche, ¿eso a quien le puede
importar?
sábado, 8 de marzo de 2014
viernes, 7 de marzo de 2014
Ocho de marzo. (En Hoy por Hoy León, 7 de marzo de 2014)
Mañana celebramos otra vez
el día de la mujer. Otra vez ocuparemos tiempo en recordar lo obvio. Me
gustaría que llegase un día en el que ya no tuviésemos que hacerlo, pero basta
escuchar las noticias de esta última semana para darse cuenta de que sigue
siendo necesario, de que hasta valdría la pena recordarlo cada día y no uno en
especial. Es verdad que no es de las víctimas de la violencia machista de lo
que hoy toca hablar, sino de algo que va más allá. Hoy toca hablar de la
situación de partida.
Y resulta que la situación
de partida es la misma, que todos nacemos iguales. Lo que pasa es que luego se
nos va reconduciendo en una dirección divergente, de manera que se nos olvida
aquello de la igualdad y hasta nos creemos que es verdad que el fútbol es cosa
de chicos y la plancha un asunto de mujeres. Hay hechos biológicos
incuestionables que nos hacen distintos, claro, eso es otra obviedad, pero es
que hace ya mucho tiempo que los seres humanos, en nuestra evolución, hemos
incorporado nuestra propia humanidad a la biología, de manera que, en nuestro
modo de adaptarnos al medio, influyen los aspectos culturales tanto o más que
la genética. Somos un producto de nosotros mismos, el resultado de nuestra
propia acción transformadora y eso ha hecho que las diferencias biológicas
entre unos seres humanos y otros, sean las que sean, se diluyan en nuestro
propio modo de construir un modelo de convivencia en el que todos, mujeres y hombres,
altos y bajos, gordos y delgados, feos y guapos, británicos o senegaleses somos
iguales en lo fundamental. Esa es la lección de hoy para mañana. Una lección no
por sabida innecesaria.
He estado viendo el programa
de actividades que ha elaborado la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de
León. Me gustaría señalar dos conceptos que me resultan llamativos:
empoderamiento y empleabilidad. Empoderar es hacer fuerte, otorgar poder a un
grupo social o a un individuo desfavorecido. Viene del inglés y me cuesta un
poco, porque se me hace raro al oído, pero me suena bien en este contexto. Lo
cito aquí porque ayer se celebró en Espacio Vías un Taller de Empoderamiento
dirigido a las mujeres leonesas. El otro concepto es empleabilidad, porque veo
que existe un Programa para la promoción y el fomento de la Empleabilidad en
las mujeres. Y resulta que eso ya no está en el diccionario. Empoderamiento sí,
pero empleabilidad, gaitas. No sé si es un tema solo de palabrejas raras, pero
me suena un poco a lo de siempre, a que la mujer, sobre todo en torno al ocho
de marzo, venga subir a los altares de
lo políticamente correcto, pero, a la hora de la verdad, en los consejos de
administración se sientan hombres, al frente de las empresas casi siempre hay
hombres y hasta en los sillones de la Real Academia de la Lengua se sientan más
varones que señoras.
Está bien que se celebren estos días y que se hagan
cosas como la que hacen en mi pueblo, donde otorgan un premio a la mujer del
año. El primero, y es algo que me llena de orgullo, se lo dieron a mi madre,
una mujer de esas que han bregado con todo y que, en lo tocante a coraje, tiene
un par de narices tan grandes como el que más. Vamos, que hay muchas mujeres
como ella a las que no les hace falta empoderamiento de ninguna clase, pero,
desgraciadamente, son pocas todavía.
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