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viernes, 27 de febrero de 2015

Máster para la vida cotidiana. (Audio)

Máster para la vida cotidiana. (En Hoy por Hoy León, 27 de febrero de 2015)

Estábamos tomando un café, hablando de asuntos de trabajo y uno de ellos fue la presentación del Modelo 347, la declaración que presentan todos los autónomos y PYMES que hayan realizado operaciones con proveedores o clientes que, en su conjunto, superen los 3.005 euros. Dicen que es conveniente contrastar los datos con unos y con otros, para asegurarse de que las cifras declaradas son las mismas, algo que siempre me ha producido estupor, como la necesidad de contrastar las declaraciones de los testigos antes de ir a los Juzgados para que las versiones que den de los hechos encajen en el modelo que se pretende presentar. Uno diría que los testigos están ahí para explicar exactamente lo que vieron y que las cifras de las cuentas entre proveedores y clientes tienen que encajar, sin necesidad de acuerdos previos, sin que nadie tenga la necesidad de asegurarse de que las cosas concuerdan. Si yo digo que te he vendido tantos kilos de patatas en el año por un valor determinado, tú ya debes saber que me los has comprado y es lógico pensar que en tu casilla de cliente pondrá la misma cifra que en la mía de proveedor. ¿Qué razón podría haber para que pasara lo contrario? Me dirán gestores y economistas que hay muchas posibilidades de que las cifras no concuerden y que es necesario asegurarse de que todos lo hacemos bien. ¿O es que no todo el mundo factura todo lo que vende?

Pero ese es un jardín con muchísimas espinas y no querría enredarme yo entre tanta zarza, que lo que comentábamos era precisamente lo difícil que es saber todo lo que hay que saber para el día a día. “Hay que hacer un máster para andar por la vida cotidiana”, dijo entre sorbo y sorbo de café. Y más que con la idea del máster, me quedé pensando en la idea de vida cotidiana. Utilizamos los adjetivos para distinguir sujetos dentro de una categoría. Decimos la mesa blanca para señalar que nos referimos, de todo el universo de mesas, a esa mesa concreta que es blanca. Por eso me gusta la expresión, porque, al decir vida cotidiana, señalamos una vida concreta separada de todas las vidas, esa vida exacta que se desarrolla cada día, dejando aparte una supuesta vida alternativa que no es de todos los días, una vida cuyos días serían más fáciles, una vida para la que no haría falta un máster. ¿Cómo llevas tu 347? Se te acaban los días, que hay que presentarlo antes del uno de marzo. ¿Has visto ya cómo hacer para saltar fuera de tu vida cotidiana? Si no eres capaz, necesitas un máster.


Me cuentan que ayer, en una Facultad de la ULE, mientras se desarrollaba una clase, un muchacho entró para explicar los motivos de la huelga contra la reforma del 3+2. A muchos de los estudiantes les pareció bien lo que el muchacho decía, pero se quedaron en el aula. La profesora les preguntó si habían tomado alguna decisión al respecto y los estudiantes decidieron permanecer sentados sin secundar la huelga. Otros muchos, en cambio, estuvieron en la calle protestando contra este nuevo impulso de la especialización a golpe de chequera. Una vida cotidiana complicada, digna de necesitar un máster. Un máster para rellenar el 347, para presentarlo sin la ayuda de una gestoría, para conseguir el certificado, para saber si conviene una huelga, si vale para algo. Un máster para derrotar la cultura del máster. Pero también un máster para hacer la compra en el supermercado y elegir entre yogures descremados, con bífidus, griegos, con frutas, de sabores. Para elegir el correcto entre toda la gama de champús. Es lo bueno que tiene ser calvo, que cualquier gel me vale.

viernes, 20 de febrero de 2015

Al corro de la patata. (Audio)

Al corro de la patata. (En Hoy por Hoy León, 20 de febrero de 2015)

Pues resulta que esta semana se ha reunido la Mesa Regional de la Patata y, en el marco de esa reunión, la Consejera Silvia Clemente ha aprovechado para anunciar que antes de fin de mes se aprobará el decreto para la Creación de la Organización Interprofesional de la Patata, con la finalidad de potenciar los mecanismos de estabilización del mercado en las distintas campañas de producción. Yo, qué quieres que te diga, me alegro mucho. De verdad, que conste que lo digo de verdad, que en mi pueblo se cultiva mucha patata y me parece que es necesario proteger a los productores de patata, como de tantas otras cosas, en el sentido de que no se entiende que haya tanta divergencia entre el precio que cobran los agricultores por sus productos y el que pagan los consumidores por ese mismo producto etiquetado, envasado, transportado y colocado en el escáner del supermecado. Tengo que reconocer, no obstante, que no me conozco las necesidades del sector de la patata y tampoco puedo decir mucho más de si me gusta freírlas cortadas en dados, alargadas o en redondo para hacerlas al pelotón. Pero el tema me interesa, porque me habla de lo que venimos hablando desde hace siglos, que por qué si las patatas se pagaban en origen a 4 céntimos el kilo hace un par de semanas, en el súper valen como poco casi un euro. Y no me pasa solo con la patata, aunque en la estadística de la Empresa Nacional de Mercados de Abastecimientos que he consultado, el caso de la patata, junto con el de la cebolla, es el más grave. Casi que hace llorar. La cebolla va de 8 a 99 céntimos, que tampoco está nada mal.


Manos Unidas organiza este año ya la sexta edición de su Festival de Clipmetrajes “Tu punto de vista puede cambiar el mundo” en una iniciativa para sensibilizarnos con respecto al problema del hambre. Dicen en la campaña de lanzamiento del Festival que “a pesar de que actualmente producimos más alimentos que nunca antes en la historia, 805 millones de personas no saben si podrán comer cada día. El Festival de Clipmetrajes de Manos Unidas quiere sumar esfuerzos y puntos de vista para concienciar sobre el hambre y sus causas”. Vamos que el tema este mío de la patata y la cebolla son pecata minuta al lado de lo que se cuece a nivel global, porque si ya es problema pasar de 4 a 89 el precio del kilo de patatas, mayor problema es ver que haya tantas personas en el mundo que de ninguna manera, ni a cuatro, ni a tres, ni a dos, puedan comprarlas. Hay unos chicos de un Instituto de León que participan en el concurso. Han hecho un vídeo muy reivindicativo, que se puede ver en internet, que titulan “Desalambremos nuestros corazones” en el que nos hablan de la importancia de obtener un precio justo por las cosechas que garanticen un nivel de vida digno para los agricultores. Cosas que se ven muy claras cuando uno tiene quince o dieciséis años y que luego se van enturbiando vaya usted a saber por qué razones. El caso es que se ha reunido la mesa de la patata y que se habla de constituir una organización interprofesional en la que estarán representados productores, transformadores y comercializadores, algo así como el corro de la patata, ya sabes, al corro de la patata, comeremos ensalada o lo que se tercie. En el periódico en el que leí la noticia decía, no sé si sería una errata, que se analizó la existencia de una organización francesa similar que viene funcionando con éxito desde 1977. Solo son 38 años de diferencia. 

viernes, 13 de febrero de 2015

Estura Flumen. (Aries). (Audio)

Estura Flumen. (Aries). (En Hoy por Hoy León, 13 de febrero de 2015)

Ya lo sabes, Pilar, a veces la costumbre destroza la sensibilidad. Lo dijimos en abril del año pasado. Lo sabemos de sobra. Lo bueno es que no nos acostumbramos. Lo malo es que nos desborda la sensibilidad. Sé que no te pilla de sorpresa esto que te digo, pero hay un artículo firmado por Estura Flumen en la revista Castillete en noviembre del ochenta y uno que me gustaría citar aquí, porque creo que conviene. Es un artículo en contestación a otro firmado por un tal Aries en el número anterior de la misma revista, publicada en agosto de ese año, en el que Flumen arremete contra Aries por defender un diálogo entre la empresa y los trabajadores. Viene a decir Estura Flumen que los intereses de obreros y empresa están tan separados que no se puede pretender un acercamiento más allá de las negociaciones que se ciñan a lo pactado en los convenios de carácter general y que ese diálogo no se puede producir de cualquier manera, sino que debe hacerse solo entre los representantes elegidos de una parte  y de otra. Dice que las empresas persiguen obtener beneficios materiales dentro de una economía de mercado de carácter competitivo. Otra cosa sería si las empresas fueran “concebidas para la promoción y desarrollo integral del hombre, incluyendo, naturalmente, la producción de los bienes realmente necesarios para ello, en solidaridad con las otras empresas”. Esa es la sensibilidad de la que te hablo. Otra cosa sería si las empresas fuesen empresas de hombres y no de productos. ¿Qué, Aries, cómo te quedas?


Y ayer, cuando descansaba por fin de toda una vida enredado entre la mina y los quehaceres, entre la soledad del viudo prematuro y la alegría de cuidar a la nieta en Villlalba si hacía falta, abandonando las rutinas para volcar el mundo y ponerlo al servicio del modo sencillo de hacer las cosas, se parecía a José Luis Sampedro en su delgadez. Lo curioso es que ese Aries iluso, tan criticado, en realidad era el mismo escritor bajo otro pseudónimo. ¡Qué idea tan genial! Se me ocurre que hacer esto es hablar con el espejo, afinarse, limar cada arista desdibujada del propio pensamiento. He estado repasando sus artículos. Hay una prosa fácil y profunda, con temas tan actuales como el que ya en el número uno de la revista expone Aries a propósito de los conceptos de Poder y de Prestigio. Un político de la época dijo que para que la autoridad fuera efectiva, debía reunir esos dos requisitos. Pienso, dice Aries, que “sin prestigio, el uso de la autoridad se convierte en "abuso", en el más riguroso sentido de la palabra, aunque legalmente así no esté reconocido. No vale ignorarlo, pues como esto es una realidad, esta sigue actuando, aunque no se tenga en cuenta. A las realidades hay que tenerlas en cuenta precisamente por eso: por la "cuenta” que nos tiene”. Y esa es la cosa, por la cuenta que nos tiene, deberíamos saber siempre cuál es la realidad que pisamos. Es una joya esta revista Castillete. La publicó la Hullera Vasco Leonesa durante muchos años y vale la pena leerla, para entender qué es la mina, para saber cómo fue la transición tiznada del negro del carbón y para comprender que, aunque pasan los años y cambian las condiciones, hay una verdad que permanece, aunque se vea distinta desde el lado de Aries que desde el de Estura Flumen.

viernes, 6 de febrero de 2015

Fora do continente. (Audio)

Fora do continente. (En Hoy por Hoy León, 6 de febrero de 2015)

Uno de mis escritores preferidos es Torrente Ballester y uno de sus libros que más he disfrutado es La saga/fuga de JB. Ese territorio incierto y a la vez tan reconocible en el que se sitúa Castroforte del Baralla me devuelve siempre la sensación de isla que acompaña la historia de determinados pueblos. Reconozco mi propia infancia en un pueblo manchego, aislado en la llanura del centralismo, como una de esas historias y entiendo que el aislamiento no es tanto la consecuencia de una evidencia geográfica como el resultado de un proceso cultural. Cierto que si te detienes en historias como la del viaje de Ramón Carnicer a La Cabrera, descubres islas cercanas, islas próximas que abundan en esa idea de que ser isla nos es necesariamente estar rodeado de mar.

Me ha dado por pensar sobre este asunto de la isla por varias circunstancias que convergen en ese concepto. La primera de ellas es que, aunque ya no nieva como antes, parece que últimamente sí que nieva como entonces. Y cuando nieva de este modo y la nieve se acumula y lo iguala todo con su blancura, se producen efectos indeseados, como puede ser el de los coches que se golpean por circular sobre el hielo, el de los tejados que no soportan el peso de la nieve o la incapacidad de los ayuntamientos, como dice el alcalde de Cistierna, para hacer frente a los gastos derivados del temporal. Ahí tenemos a la UME, haciendo rescates de quienes quedan atrapados por la nieve, aislados en sus propios vehículos, en la impotencia de no poder ir ni para delante ni para atrás. Idea de isla. Pueblos a los que les cuesta llegar a las quitanieves, casas aisladas en el exceso de esta nieve que viene de otros tiempos, aquellos en los que sí que nevaba como entonces y no estos tiempos raros en los que ya no nieva como antes nevaba. Son tiempos incómodos, pero por poco. Lo dice MUSAC, Lo que ha de venir ya ha llegado. Y lo hemos visto entrar en el salón de casa por el televisor, añado yo. Lo que sucede es que, en esa isla mínima que es nuestro sofá, solo vemos lo que queremos ver y nos sentimos tan a gusto en nuestra isla que no queremos pensar otra cosa que imaginarnos siempre pisando la tierra firma del continente.

La segunda circunstancia es que disfruté de la belleza con que Nicolás Martínez cuenta el modo en el que se vive en la Illa de Ons en su película Fora do continente. La puedes buscar fácilmente en internet si quieres verla y te aseguro que ni las imágenes, ni la música, ni la magia filosófica con la que hablan las dos mujeres protagonistas podrán quitarte la idea de que un horizonte no es un límite y que ninguna isla te puede encerrar si tienes a tu lado sentada a nuestra señora imaginación. La isla es un espacio mental en el que ninguna de las mujeres de la historia que se narra en el documental queda atrapada. Se puede vivir aislado a dos pasos de Madrid y vivir en absoluta conexión con todo en un mundo situado fuera del continente.  

La tercera la explica Cecilia Barriga en su documental Tres instantes, una película que se puede ver en MUSAC en la que se conectan los acontecimientos que tuvieron lugar en tres escenarios diferentes en los que el descontento ciudadano, en lugar de expresarse de forma aislada, tomó cuerpo enseñando que la historia es una construcción de todos y que cada uno de nosotros, si quiere,  puede dejar de ser isla para fundirse en el mar de las emociones y la acción colaborativa.