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viernes, 5 de enero de 2018

Audiencia cero. (En Hoy por Hoy León, 5 de enero de 2018)

Mi amigo Paco está loco porque hable de él en este artículo. Dice que le gusta ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro y, como nos pusimos a hablar de la vida y la política y de literatura y de tantas cosas que tenemos en el ADN de nuestra inquietud, salió el tema este de las cosas que te cuento los viernes a la hora del aperitivo y dijo que tenía que hablar de él.

Dijo que escucha siempre mis artículos, porque, aunque vive en Bruselas, los busca en internet para poder criticarlos tranquilamente. Yo creo que, como nos vemos poco, va almacenando sus críticas en la memoria y luego, cuando nos encontramos, se le olvida de tanto como ha ido pensando. El encuentro del que te hablo fue ayer en Madrid, en un restaurante peruano, una comida que arrancó con el sabor de un “pisco saur” para soltar la lengua rápido. No estábamos solos y si solo te hablo de Paco es porque solo él dijo tan a las claras que quería salir en este artículo y si hablo de él tan sin pudor, es porque hablamos de Bryce Echenique y de los tiempos de la Vida Exagerada de Martín Romaña.

Uno de los temas más interesantes fue la cuestión de las audiencias. Yo sé que tú siempre estás ahí. Sé que siempre estás al otro lado de la radio, pero yo hablo como si no existieras. Mis reflexiones, mis manías, mis extravagancias a veces, se suceden sin recato, como si no me estuvieses escuchando. Y quiero que este primer comentario del año esté teñido por la consideración permanente de tu presencia. Me declaro culpable. Me coloco en la silla más eléctrica de la culpa por haber olvidado que estás ahí escuchándome y dejar pasar los días sin decirte cosas importantes. Estuvimos hablando de las audiencias, te decía, y una idea que se acomodó en la mesa fue la de que en la sociedad de la “post-verdad” la opinión pública ya no es “una”. El peso de la opinión pública se fragmenta en millones de tuits, en cientos de miles de “me gusta” que conducen el flujo de la información por los canales del control de las grandes empresas de contenidos. Nos machacan con anuncios de viajes a Heraklion desde el momento en el que se nos ocurrió poner Creta en el buscador de Google. Pero eso no nos importará porque nos parecerá perfecto que nos hablen solo de lo que queremos oír.


Tenemos que buscar una salida para las personas que quieren seguir siendo críticas y estar bien informadas. Creo que esta radio es una de las que Hoy por Hoy todavía lo favorecen. Así es que, quédate siempre al otro lado para que Radio León siga existiendo. Es lo que le he pedido, entre otras cosas, a los Reyes Magos. Porque no vale la pena seguir hablando si no hay nadie ahí escuchando. Puede que haya cosas que se hacen porque tienen que hacerse, pero no me digas que no te produje tristeza saber que la retransmisión de las uvas desde la televisión de Castilla y León tuvo una audiencia récord de cero espectadores. Será que tiene que ser así. Que después lo verá la gente en las redifusiones. Pero después de tantos años, en este 2018 que empieza, no tengo por menos que preguntarme si esto que te cuento sirve para algo. En cualquier caso, feliz año nuevo y que esta noche la magia de los Reyes, en especial la de Baltasar, que es mi preferido, te arrope el sueño y te haga tan feliz como yo he sido contándote cosas al oído todos estos años.

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